03 de Noviembre, 2020

Esping-Andersen: «La relación entre políticas sociales y economía es estrecha, se nutren»

«La discusión (sobre el avance hacia un Estado de bienestar) no debe centrarse en que Chile es pobre, porque el PIB chileno hoy es más alto que el de Dinamarca en los años 60, cuando construyó su estado universalista. El tamaño del PIB no es relevante cuando se ha superado un mínimo», afirmó Gosta Esping-Andersen en el webinar “Proceso Constituyente Chile 2022: el contrato social y el Estado de bienestar”, organizado por las facultades de Economía y Negocios y de Derecho de la Universidad de Chile, a través del programa Lexen.

El profesor de sociología de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona ?quien tiene entre sus principales materias de estudio el Estado de bienestar en las sociedades capitalistas? enfatizó que hay varios factores catalizadores tras la historia del Estado de Bienestar en los distintos países, ninguno dominante. Y que se ha exagerado el rol de la
Segunda Guerra Mundial.

A su juicio, Chile tiene que avanzar hacia un diseño de políticas sociales universalistas, construido en torno a la inversión en los niños para mejorar el capital humano, y en políticas más activas que pasivas, que en conjunto producirán un PIB más alto en el futuro: «Chile tiene bajas calificaciones en formación y una economía a la baja; para dar el salto a una producción de alto nivel tecnológico necesita inversiones de políticas sociales, sobre todo en capacidades cognitivas (…). La relación entre políticas sociales y crecimiento de la economía es estrecha, ambas se nutren».

Agregó que el tránsito a políticas sociales universalistas no es de un día a otro, sino un proceso gradual, política por política, donde el primer paso es crear un sistema de calidad en guarderías y desarrollo cognitivo de los niños, con pedagogos bien pagados para atraer gente talentosa y con buena formación. Pero si el país sigue con un modelo parecido al americano, donde las políticas públicas son solo para pobres mientras los ricos siguen en su paraíso privado, nunca tendrá un Estado de bienestar fuerte.

Explicó que Chile tiene un sistema similar al español, que se autorreproduce: una población poco instruida y con capacidades cognitivas relativamente bajas, lo que a su vez se traduce en una producción de bajo nivel de competencias laborales, por lo que necesita una política social de inversión en capital humano que lo ayude a salir de este «equilibrio malo». Detalló que en el diseño de políticas sociales hay dos principios básicos de alta importancia para el funcionamiento de un Estado de bienestar bien construido: uno es el universalismo de los derechos, basado en la solidaridad entre toda la población y no en políticas focalizadas en los pobres; el otro, que las políticas sociales deben ser concebidas como una inversión en el futuro, en el mejoramiento de la sociedad, y no solo como políticas pasivas que ayuden a la gente a sobrevivir.

La exposición de Esping-Andersen fue comentada por Heidi Berner, vicerrectora de Asuntos Económicos y Gestión Institucional de la Universidad de Chile y exsubsecretaria de Evaluación Social del Ministerio de Desarrollo Social; y Guillermo Larraín, profesor asociado de la FEN de la Universidad de Chile y codirector del programa Lexen.